Hola chicas. Me alegro de que leáis esto, pero en realidad este post va dirigido a vuestros significativos.
En mis primeros años como madrastra se podría decir que desarrollé una personalidad múltiple. Durante el día montando juerga con mi hijastro y por la noche llorando desconsoladamente. Un día rebosante de energía y al siguiente fingiendo una enfermedad para no salir de la cama. Una semana llena de optimisto y después un mes de mala hostia.
Sí, a veces parecía que unos aliens hubieran secuestrado mi cuerpo, y lo peor, que se fueran turnando para usarlo.
Una mujer se puede casar de un día para otro, mudarse con su compañero de un día para otro, pero lo de convertirse en madrastra es harina de otro costal. Pasamos por una laaaarga metamorfosis (entre 1 y 7 años de media), y sí es verdad que al final resurgimos convertidas en seres evolucionados, pero la transformación es como mínimo desconcertante (por decirlo delicadamente).
Por eso hoy quiero echar un cable a esos papás que, con ilusión renovada, decidisteis formar una nueva familia y hoy asistís con la mandíbula desencajada a la metamorfosis de vuestra compañera. Quiero daros algunas claves para entenderlo, saber qué tipo de apoyo necesita una madrastra en metamorfosis y con suerte acelerar un poco el proceso.
1. Paciencia tuvo otra hija
La ciencia es la más conocida, pero lo que nadie dice es que la paciencia también es madre de la felicidad (por lo menos en las familias ensambladas).
Tú quisiste hacerlo todo bien: dejarle claro a tu nueva pareja que tenías hijos de una anterior relación, presentarlos en un entorno distendido, velar por que se fueran conociendo y cuando viste que la cosa cuajaba entre ellos, quisiste dar el paso de vivir juntos. Ella participó con ilusión.
Pero al cabo de 4 meses la ves vagar como alma en pena por casa, cada noche cuando se acuestan los niños discutís con lágrimas, y te dice que nunca en la vida lo había pasado tan mal.
No te voy a dar la fórmula mágica, sólo quiero decirte que todo esto es NORMAL. Ella no podía imaginar lo que supondría ser madrastra hasta que se encontró metida hasta las cejas en ello, y ahora ha empezado la metamorfosis.
«¿Y qué hago yo?», me dirás. Pues primero de todo, no te lo tomes como algo personal, no intentes “solucionar el problema”, no le digas que se vaya al psicólogo y sobretodo no le pidas que se haga cargo de los niños si ella no se siente preparada. Nada que suponga presionarla para salir del bache. Ella encontrará la manera, con el tiempo. Lo que necesita es sentirse acompañada. Y esto nos lleva al punto dos.
2. Acompañar lo que no entiendes
Pedirte que acompañes lo que no entiendes sin tratar de solucionarlo es casi un atentado contra la naturaleza masculina, lo sé, y quiero decirte que como madrastra admiro la labor del los papás enlazados.
Seguro que hablando con tu pareja has tenido mil veces en la punta de la lengua el: “Pero si no tienes motivos para sentirte así”. Bravo por cada vez que te lo has tragado y en vez de eso has abrazado a tu pareja en silencio. Eso es lo que ella necesita: sentirse acompañada, y saber que tu estás ahí para ella aunque esté hecha un moscorrofio.
Me dirás: “Vale, capto lo del silencio. ¿Pero y si quiero decirle algo?”
3. Dile cuánto significa para ti su presencia en tu vida
Porque ¿sabes?, si a estas alturas ella no ha huido es por la relación contigo, porque realmente cree en ella. Cuando tú se lo confirmas diciéndole lo importante que es para ti, le estás dando la vida.
Dile cuánto valoras su esfuerzo, lo contento que estás de poder compartir x (la vida, momentos concretos, deseos, planes…) con ella, cuánto te ayuda con las cosas que hace por tus hijos… En definitiva: hazla sentir valiosa y reconoce su esfuerzo. Eso le va a dar energía y motivación para seguir adelante.
En cuanto a lo que no debes hacer si quieres que la relación siga adelante:
- Responsabilizarla de la relación con los tus hijos: decirle que «debería esforzarse más» o que si la cosa no cuaja como esperabas es porque ella no lo hace bien.
- Ponerle presión para que esté con ellos o para tener una familia «normal».
- Poner tu relación con ella en standby cuando llegan los niños. Puede ser difícil para ti compaginar las dos relaciones, pero ella necesita que muestres vuestro compromiso delante de tus retoños y que encuentres momentos para conectar con ella.
- Juzgarla por sus sentimientos desagradable (porque todas las madrastras tenemos sentimientos de envidia, rabia, miedo y rechazo de los que nos avergonzamos y si algo necesitamos es compasión).
- Decirle cómo se supone que tiene que comportarse o colaborar en casa (los modelos tradicionales no valen para nuestras familias).
- Escatimar tiempo para la pareja. Vais a necesitar mucho, así que hazle un hueco importante en tu agenda.
4. Explosión
Llegará un momento en que tu compañera te va a decir que no le gusta cómo tratas a los niños en determinado aspecto, cómo la tratas a ella delante de los niños, cómo se comportan los niños en tal situación, cómo se organizan las cosas en casa, tu manera de gestionar la relación con tu ex, los límites que pones o dejas de poner con respecto a la otra casa…
De una forma más o menos explosiva va a empezar a pedir que haya cambios, seguramente tú te vas a sentir atacado o dolido y vais a discutir.
Una vez que se te haya pasado el enfado, es momento… ¡de celebrar! ¡Sí! Porque tu compañera habrá dado un gran paso en su proceso de metamorfosis.
Si estás familiarizado con las fases del ciclo de vida de las familias ensambladas, este cambio es la señal de que habéis pasado de la fase de transición a la fase de conflicto. A partir de este momento vais a empezar a negociar y a poner los fundamentos de vuestra familia. Con un modelo propio. ¡Enhorabuena!
5. Rock&Roll
La fase de conflicto no es solo una explosión. Tu pareja va a empezar a pedir cambios en muchos aspectos, te va a decir cómo quiere relacionarse con los niños (estando tú, sin estar tú pero que te quedes cerca, asumir unas responsabilidades pero no otras…), te va a decir cómo quiere que la ayudes, pero también qué dinámicas necesita que cambien.
A la vez empezará a reclamar tiempo para ella, un tiempo al que normalmente las madrastras renunciamos al principio de la relación para dedicarlo a forjar las relaciones de familia. Es probable que empiece a estar menos presente en el día a día con tus hij@s y busque otras actividades.
Es evidente que algunas de sus peticiones y cambios no te van a gustar y habrá mucha negociación.
En todo momento recuerda que el conflicto es una buena señal de que tu compañera ha decidido quedarse y está buscando la manera de sentirse por fin en su casa, porque hasta ahora se ha sentido como una extraña en la vuestra. Prepárate para una época de cambios y experimentación.
En este momento los dos vais tener que ser muy flexibles y os puede venir genial aprender algunas técnicas de comunicación no violenta, para que las negociaciones no terminen en ruptura.
6. Explícale cómo te sientes
Sé bien que para vosotros la situación no es nada fácil, y a menudo a nosotras también nos cuesta entender vuestros condicionantes. Por eso cuando ella te pida que te alejes de tu ex, o que impongas más disciplina a tus hijos o lo que sea, valóralo y a la vez explícale tus motivos, lo que es importante para ti o cuál es tu perspectiva. No se trata de que sea «lo tuyo o lo suyo», sino que podáis tener en cuenta las necesidades de los dos para ir dando forma a «lo vuestro».
Los papás os encontráis en medio del fuego cruzado, tratando de que no se rompan las relaciones, cultivar vuestra relación de pareja y a la vez cuidar de vuestros niños y acercaros a ellos. Vuestra postura es complicada, y las madrastras necesitamos saberlo, entender por qué tomáis las decisiones y por qué ponéis los límites que ponéis. E incluso cuando no lo entendemos, es importante que lo respetemos. En las parejas enlazadas, respetar y acompañar lo que no entendemos es uno de los grandes retos que tenemos todos y todas.
A la hora de negociar, haz lo posible para que tanto sus necesidades como las tuyas estén sobre la mesa. Encontrar la manera de comunicaros y empezar a tomar decisiones juntos es lo que os llevará hasta la fase final de la metamorfosis.
7. Y finalmente… Prepárate para alucinar
Porque la mujer que va a surgir del capullo ya no es la misma que conociste.
Ha estado en contacto con las partes más oscuras de si misma, ha sopesado vuestra relación de todas las formas posibles, se ha visto obligada, quizás por primera vez en su vida, a preguntarse realmente quién es, quién quiere ser, cómo quiere ser mujer en la familia y qué necesita para conseguirlo.
Y si has estado a su lado, significa que has sido para ella un compañero como ninguno que haya conocido antes.
Vas a ver a una mujer fuerte, decidida a realizarse, que ha tomado la determinación de convertirse en tu compañera de vida. Y de echar a andar contigo una familia sin igual.
Aunque aquí en el blog no hablamos mucho de vosotros, sois una pieza clave en todo esto. Sois el motivo por el que estamos aquí y la mano que nos acompaña para seguir adelante. Muchas gracias.

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La comunidad de madrastras donde nadie te dirá que "cuando empezaste ya sabías lo que había".
Javier
20 enero, 2021Muchas gracias. Vuestra reflexión está muy afinada. Y me siento identificado con la expresión «estar en medio del fuego cruzado». Me está resultando duro, pero hago uso de la paciencia, la prudencia y de la fe en mi pareja.
Ana Carvalho
9 febrero, 2021NO encuentro nada relacionado con mi caso y quisiera saber si soy solo yo la que lo siente, porque es verdad qumas complicado de lo que pensé. No quisie a veces me siento mala persona.
La hija de mi esposo es de esas niñas que todo el mundo ama, que hace de todo y como él la ha criado como un adulto desde la separación, es de las que sabe de todo y aunque todo el mundo la ama yo NO LA SOPORTO. Ella es incluso cariñosa conmigo y yo la verdad lo único que pienso es que me equivoque al aceptar casarme con el papá. Lo adoro, pero yo nunca quise tener hijos y lo de hijastros es mas complicado de lo que pensé. No quisiera separarme, pero ahora que ella es adolescente y que habla todo el tiempo, yo me aparto y vienen las discusiones de mi esposo exigiendo que me interese por las cosas de su hija y la verdad es que no me interesan.
N
11 mayo, 2022Tu situación no es tan rara creo yo. En algo que mencionas también me siento muy identificada ya que mi pareja se separó con su hijo muy pequeño, como 2 años. Él es de Chile y su hijo de Brasil y ahora ha venido un tiempo aquí y ya tiene casi 11 años. Todo el mundo adora al niño y está acostumbrado a ser centro de atención y es un amor de niño pero… a mi me cuesta. Me molestan cosas que de otra persona no me molestarían y también me siento que soy mala persona. Espero que con paciencia y tiempo puedas solucionar tu caso, porque al final también crecen y a lo mejor, con más edad la relación mejorará ya que se harán más adultos… (pero bueno, yo tampoco tengo que convivir siempre con él, es algo muy temporal pero aun así me ha pasado totalmente lo mismo). ¡ánimo!
Liss
13 mayo, 2021Me ha parecido muy interesante los posts y es justo lo que andaba necesitando..
Me ha ayudado mucho y pues aqui estare leyendolos siempre